Jesús

Jesús
Jesús, yo no Te quito

jueves, 7 de septiembre de 2017

Retransmisión en directo de la salida procesional de la Divina Pastora de Cantillana

El próximo 8 de Septiembre a partir de las 21:00 h. se retransmirá en directo la salida procesional de la Divina Pastora de Cantillana. El programa de cuatro horas de duración, lo presentará el periodista Juanma Labrador y se podrá ver pinchando en el Canal de la Hermandad abajo indicado.

Canal Hermandad Pastora (Cantillana)

viernes, 6 de septiembre de 2013

El Trueque

Se acercaba la Semana Santa, después de una cuaresma algo extraña debido a los desapacibles días de lluvias, quizás también debido a la crisis, al desasosiego, a la indignación y a los miedos que se relacionan con la incertidumbre de no saber qué va a pasar.
Mirando con cierto recelo la climatología que azotaría (nunca mejor dicho) nuestra Semana Mayor, me encontré con un pronóstico algo incierto en los primeros días, pudiendo mejorar a partir del ecuador de la semana.  Estas previsiones no hacían más que acrecentar mi desasosiego cuando veía el nerviosismo y las preguntas constantes de mis hijas (sobre todo la menor) de como, por donde y de qué manera harían su estación de penitencia. Se les veía con muchísima ilusión, esa que se truncó el año anterior al no poder  salir de su Templo. Nuria, que así se llama mi hija pequeña, se levantó el viernes de Dolores diciendo: “¡Mamá, solo me quedan dos días!”, eso hizo que me diese un vuelco el corazón, por un lado disfrutaba de su ilusión y por otro me desolaba el saber que un año más era muy probable que no pudiera realizar su sueño. Entonces fue cuando le dije a mi mujer que cambiaría hacer mis dos estaciones de penitencia por la de mis dos hijas, al pronunciar esto tenía en mente una imagen, la de una cara, aquel rostro que goza de un “dulce sueño”.
El Lunes Santo, amaneció el día desapacible, con bastante viento y  lluvia, ¿Quién pudiese haber imaginado  que la tarde/noche iba a ser claramente la mejor de cuantas hubo en la Semana Santa? Por fin hubo gozo, disfrute y cercanía hacia sus Titulares.
Ya por aquel entonces había cambiado los pronósticos y se dudaba o más bien se intuía un Miércoles Santo no a la altura de las circunstancias, debido nuevamente a la meteorología y por este motivo  llegó la noticia desde los Descalzos de que mi hermandad jerezana no saldría este año a la calle.
El Jueves Santo daba paso a una madrugá que se presagiaba más tranquila, tanto es así, que prácticamente se aseguraba desde todos los medios  que el riesgo de lluvia era casi inexistente. Una vez dentro del templo del arcángel todo estaba preparado, cuando apagaron las luces de San Miguel y Ntro. Santo Crucifijo de la Salud se postró ante el monumento de la Capilla Sacramental, viví un momento ilusionante, mágico, de profundos sentimientos y meditaciones, que se intensificó cuando El salía hacia la Plaza León XIII, recortando su silueta en los numerosos disparos de flashes que intentaban inútilmente captar el momento místico que envolvía aquel instante. Me dirigí hacia mi primer relevo junto a mis hermanos, allí note algunas casi imperceptibles gotas que no parecía que fuera ir a más, paró un instante, aunque al poco tiempo volvieron a aparecer aquellas timidísimas gotas que posteriormente dieron paso a una tenue llovizna, después de unos segundos la vuelta de los silentes nazarenos de ruán se hacía evidente. En ese instante pasaba por mi cabeza muchísimas cosas, tristeza, resignación, etc. pero la que más retumbaba  en mi cabeza, que incluso llegaba a sonar en lo más profundo de mi ser era la frase que el viernes de dolores le dije a mi esposa, acompañadas en mi mente de las caras ilusionadas de mis hijas y también del portentoso rostro del reo condenado, el del “dulce sueño”, la cara del Santo Crucifijo de La Salud, advocación compartida con la Santísima Virgen que sí pudo salir a la calle aquel permutado Lunes Santo.
El miedo recorrió mi cuerpo cuando pude comprobar, que se cumplía el trueque mencionado de aquel viernes, no solo llovía inesperadamente sino que veía esfumarse la posibilidad de meterme bajo su paso para poder llevarlo, justo parecía enseñarme como cumplía con lo dicho, pero Él no es así y me llamó a través de quienes nos anunciaba que se produciría el relevo. Parecía decirme que todo estaba hecho, pero que estuviese a su lado, junto a Él, ya que me había notado esa cuaresma  algo alejado, desinteresado y de esta manera caminamos en una sola chicotá, en una sola conversación hasta las puertas de San Miguel, donde supe de su grandeza.
Cuando ya dentro de la Parroquia y una vez arriado el paso, salí de su regazo, lo mire, Él estaba “dormido”, pero cada vez su imagen se hacía más grande y la mía más pequeña, así de esta manera comprendía su grandeza y sobre todo mi pequeñez, ¿Quién soy yo para dudar de Ti? Me lo dejaste claro Señor,  pero qué manera más dulce de decírmelo.
Con muchísimos abrazos de mis hermanos y un tremendo nudo en la garganta me aleje de San Miguel, pero no de mi Señor Jesucristo, aquel que pone a prueba mi Fe y sabe acercarme a Él cada vez que lo necesito.


                                                                                           José Mª Gutiérrez Sánchez